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Los efectos del desempleo

El trabajo ocupa un lugar central en la vida de las personas, constituyéndose como un valor de primer orden. Así, en las sociedades actuales el lugar que se ocupa en el trabajo define el lugar que una persona, y su familia, ocupa en la sociedad y legitima al individuo o lo ilegitima (lo margina).

A diferencia de la cultura aristocrática, el trabajo se convierte en la vía de promoción social y casi podemos decir que crea nuevos límites estamentales, polarizando a la sociedad en clases, quedando el desempleado “excluido” de una sociedad basada en la producción y el consumo.

El desempleo como problema social de exclusión

La toma de conciencia del desempleo como problema social de exclusión no es nuevo, aunque hasta el siglo XIX, el fenómeno del paro aparece disfrazado junto a la pobreza. Es en los últimos decenios que parece haber calado más hondo en la conciencia colectiva el hecho de que el trabajo integra y el paro segrega, de que el ejercicio laboral normaliza, desarrolla y legitima, mientras el desempleo frena y aparca al desempleado en la excedencia social.

El desempleo o la carencia estructural de empleo está asociado, generalmente, a la crisis del sistema económico: de producción, de realización, de beneficios, a la falta de flexibilidad de la mano de obra, excesiva presión salarial, etc. Este tipo de análisis económico omite, en la gran mayoría de los casos, una referencia explícita a los efectos psicológicos y sociales que el desempleo tiene para las personas, las familias de los desempleados y, por extensión, en la sociedad en su conjunto.

El paro es, en consecuencia, tanto un problema social como individual, que no sólo afecta a la estructura organizativa de la sociedad, sino también a aquellas personas que sufren en formas específicas sus consecuencias. No sólo son los aspectos económicos o políticos los que pueden verse afectados, sino también diferentes grupos de individuos o colectivos sociales a los que condicione en su bienestar psicosomático y en su integración social.

En los efectos del desempleo es conveniente destacar que los desempleados no constituyen un grupo homogéneo con iguales reacciones ante la experiencia del paro y así, en la incidencia de variables en el impacto psicológico del desempleo destacamos:

  • Los trabajadores desempleados de edades intermedias son los que muestran un mayor deterioro psicológico y sentimiento depresivo. Aunque el desempleo es una experiencia negativa independiente de la edad, si se compara entre distintos grupos de edad, hay que concluir que son los adultos de edades intermedia, entre treinta y cincuenta años los que más implicaciones psicosociológicas negativas acumulan como consecuencia de la pérdida o no consecución de un empleo. Es en este grupo de edad donde se dan mayores responsabilidades familiares y en donde la pérdida del empleo lleva aparejada la pérdida de las relaciones sociales del trabajo, y una mayor desestructuración en la organización del tiempo.
  • Las diferencias observadas entre trabajadores en activo y desempleados son aplicables a ambos sexos. Tanto en hombres como en mujeres se observa una asociación significativa entre desempleo y deterioro psicológico, mayores síntomas depresivos, mayor autoestima negativa y menor satisfacción con su vida presente.
  • Es preciso destacar el efecto moderador de la implicación personal en el trabajo. Cuanto mayor es la motivación en el trabajo, mayor el deterioro en la salud mental, mayor también el sentimiento depresivo, menor la satisfacción con la vida presente y mayor el deterioro en la autoimagen en el componente negativo de la misma.
  • Los resultados obtenidos revelan la importancia del apoyo recibido por la familia y los amigos en el sentido de que las personas desempleadas que se sienten menos apoyadas son también las que experimentan un mayor deterioro tanto psicológico como en su autoimagen. Lo mismo puede decirse con respecto a las personas desempleadas que manifiestan sufrir una mayor tensión provocada por problemas económicos.
  • Los desempleados que muestran mayores dificultades para estructurar su tiempo libre de una forma satisfactoria, sufren también un mayor deterioro psicológico, sentimiento depresivo, insatisfacción con su vida presente y una autoestima negativa mayor.
  • La duración del paro se encuentra relacionada con un mayor deterioro en la salud mental, incrementos en el estado depresivo y menor satisfacción con la vida presente. No se observa, sin embargo, un descenso significativo en autoestima tanto positiva como negativa en función del tiempo de desocupación.
  • Los efectos del paro no se reducen únicamente a la esfera de la salud mental, sino que puede tener también una influencia en aspectos diferentes como la salud física y, en casos individuales, actuar como agente precipitador de conductas “desviadas” como el suicidio.

Fases y efectos del paro en el desempleado

Las consecuencias asociadas a los efectos del paro dependen, en gran medida, de la fase en la cual se encuentra el desempleado que, aunque de una manera general, pueden hacer referencia a períodos de tiempo, a veces se trata de diferenciaciones meramente cualitativas y no temporales.

Etapas del proceso psicopatológico del desempleo en función del tiempo

Las etapas del proceso psicopatológico del desempleo marcado en función del tiempo en el cual el sujeto se encuentra desempleado son:

  • Los primeros 6 meses. Las personas atraviesan una crisis no aguda donde los síntomas habituales son irritación, insomnio, ánimo cambiante, angustia por el futuro… Se trata de una época en que el desempleado no asume aún su condición de desempleado.
  • En los seis meses siguientes (un año desde el momento del paro) se agravan los síntomas anteriormente descritos, pudiendo aparecer episodios de agresividad, de vergüenza y de culpa.
  • A los 18 meses desde el desempleo se encuentra una fase de adaptación que se caracteriza por ánimo depresivo expresado en sentimientos de inferioridad, falta de porvenir, tristeza, fracaso y disminución de esperanza.
  • A los 24 meses de estar sin empleo el sujeto pasa por una etapa de ajuste y se asume como parte de la identidad personal el estar desempleado, apareciendo una apatía generalizada en cuanto a la búsqueda de empleo.

Proceso psicopatológico del desempleo según criterios cualitativos

Teniendo en cuenta criterios cualitativos, las etapas del proceso psicopatológico del desempleo son similares al síndrome de burnout (síndrome del trabajador quemado), en general un tipo de estrés prolongado, donde aparecen las siguientes etapas:

  • Etapa de idealismo y entusiasmo, donde el sujeto se implica enérgicamente en la búsqueda de empleo aunque, en ocasiones, llegando a tener expectativas poco realistas sobre sus capacidades y lo que podría lograr o alcanzar.
  • Etapa de estancamiento, cuando se constatan la realidad de sus expectativas se disminuyen las acciones de búsqueda, incluyéndose cambios en las opciones de búsqueda y de objetivos profesionales.
  • Etapa de apatía, se desarrolla poco interés en la búsqueda y se evita la búsqueda activa.
  • Etapa de distanciamiento, donde la persona está crónicamente frustrada en la búsqueda de empleo. Existen sentimientos de vacío emocional y desvalorización.

Apoyo social como amortiguador del impacto del desempleo

De todas las variables implicadas en los efectos del estrés por desempleo, la que más apoyo empírico ha recibido es la del apoyo social y así diversos trabajos de investigación demuestran la influencia que el apoyo social tiene en la reducción de los efectos derivados de la pérdida del puesto de trabajo, encontrándose relaciones significativas entre algunas formas de apoyo social y variables diferentes de bienestar psicológico.

El apoyo social se define como el sentimiento subjetivo de pertenencia a un grupo, de sentirse aceptado por él, y está demostrado que, más que el apoyo real, lo que importa es el apoyo percibido por el sujeto.

Entre las diferentes formas de apoyo social estudiadas: alguien de quién recibir ayuda económica, alguien con quien poder comentar los problemas diarios, alguien a quien sugerir cosas interesantes que hacer, alguien que dé ánimos cuando uno se siente decaído y, alguien que dé información acerca de trabajos disponibles y del seguro del desempleo,… sólo dos: la ayuda económica de alguien mientras se está desempleado y el tener a alguien a quien sugerir cosas interesantes que hacer, han resultado significativas en el mantenimiento del bienestar psicológico.

De los diferentes estudios realizados, y de una manera general se concluye que se observa un mayor deterioro del bienestar emocional en aquellos desempleados en los que se da un menor grado de apoyo social. La percepción del apoyo social es, por tanto, una variable que debe ser tenida en cuenta a la hora de explicar las diferencias observadas en bienestar psicológico entre diferentes grupos de trabajadores desempleados. Asimismo, la constatación de este hecho constituye un factor a tener en cuenta en posibles programas de intervención diseñados para reducir, en la medida de lo posible, los negativos efectos que para el equilibrio afectivo tiene la pérdida o no-consecución de un puesto de trabajo.

Programas de intervención socioeducativa centrados en el desempleado

En relación a los programas de intervención socioeducativa centrados en el desempleado con el objetivo de aumentar sus posibilidades de inserción laboral y, después de analizar sus resultados, se señalan como los más efectivos (tanto en cuanto a la obtención de un puesto de trabajo como en la consecución de una estabilidad laboral en el mismo) aquellos en los que se da alguna de las siguientes características:

  • Preparan para un empleo concreto más que para el trabajo en general.
  • Implican algún tipo de experiencia laboral.
  • Ofrecen apoyo y consejo tanto durante el período de entrenamiento como posteriormente en el lugar de trabajo.
  • Son realizados por personas con experiencia en el ámbito laboral.
  • Se centran en las actitudes y conducta en el trabajo más que en problemas generales derivados de la situación de desempleo.

Sin negar la utilidad de estos tipos de programas, y si bien la participación en programas de inserción laboral pueden resultar beneficiosos en la salud mental de las personas que toman parte en él, sus mejoras son sólo temporales. La participación continuada de desempleados provoca, a largo plazo, desplazar aún más a las personas con menos recursos dentro de la población desempleada, dificultando aún más su inserción laboral. Otra de las críticas que se puede hacer a estos programas es la del inapropiado uso que hacen del término desempleo, al utilizarlo como sinónimo de inadaptación para un trabajo.

El problema del paro es ciertamente un problema complejo y ningún tipo de intervención puede beneficiar a todos los trabajadores/as al mismo tiempo; sin embargo parece clara la necesidad de unir medidas de tipo socioeducativas y psicológicas con medidas de carácter social. Es por tanto necesario elevar el nivel de autonomía de algunas personas desempleadas pero, en todos los casos, es necesario modificar las características del medio social en que se desarrolla la vida de las personas desempleadas.

En realidad, ambas perspectivas deberían ser complementarias en cualquier plan de intervención y ayuda a los desempleados. Así, la asistencia a los desempleados a través de programas de inserción laboral, que en ningún caso debe ser considerada como meta sustitutiva de un puesto de trabajo remunerado, deben centrarse no sólo en la ayuda material y el apoyo en la búsqueda de empleo, sino también en tratar de incrementar sus propios recursos psicológicos y sociales. Es necesario conocer los procesos psicológicos por los que atraviesan las personas sin empleo para determinar las medidas de carácter preventivo que demanda esta población, entre las que hay que incluir también la intervención psicológica como un servicio más del concepto integral de la salud. Las formas de afrontamiento deben ser tenidas en cuenta al diseñar programas preventivos destinados a esta población: entrenamiento en reestructuración cognitiva, resolución de problemas, habilidades sociales, búsqueda de apoyo, etc., entendiendo que desempeñan una función mediadora entre las circunstancias estresantes, en este caso el desempleo y la salud.

En los últimos años, muchos hemos tenido que pasar por la experiencia de encontrarnos en paro, nos gustaría conocer tu experiencia y si este post te ha ayudado a entender los efectos del desempleo.

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